La ceremonia tuvo lugar en la capilla del palacio de Dueñas, residencia de la duquesa en Sevilla donde asistieron alrededor de 40 invitados por expreso deseo de los contrayentes. La duquesa de Alba entro a la capilla del brazo de su hijo mayor, Carlos Fitz-James Martínez de Irujo, que ejerció de padrino.
La novia lucio un diseño de aire romántico realizado por Victorio y Lucchino en gasa de seda color rosa maquillaje con encaje a juego, mangas abullonadas adornadas con flores en organza gris humo y falda a media pierna rematada con pequeños volantes de gasa. El vestido, muy del estilo de la Duquesa, iba ceñido a la cintura con un lazo de seda color verde lima, el toque de color junto al adorno dorado prendido en el pelo.
El novio Alfonso Diez llego al palacio de Dueñas para casarse acompañado de la madrina de su boda, Carmen Tello.
La duquesa dio el "sí, quiero" a Alfonso ante el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp en una ceremonia que ha comenzado a las 1:30 (13:30) de la tarde y que se ha vivido con gran interés no sólo en Espana, sino también alrededor del mundo.
Los recien casados sellaron su amor con un beso en la mejilla.
La duquesa de Alba derrochaba felicidad. Su sueño de contraer matrimonio con Alfonso Diez se ha hecho realidad, y eso bien merecía una gran sonrisa.
Tras saludar a los numerosos periodistas que aguardaban a la salida de Dueñas, algunos de ellos procedentes de Francia, Alemania, Argentina o Colombia, la novia ha lanzado su ramo –un bouquet de pequeñas rosas blancas—hacia el público.
Maria Dolores Orozco, una estudiante de Enfermería sevillana de 22 años, se ha alzó con tan inesperado regalo, que aseguraba que iba a conservar en un lugar destacado de su casa.
La aristócrata no tuvo ningún problema en deshacerse de sus zapatos y quedarse descalza para bailar una rumba flamenca La delante del numeroso público congregado a las puertas del palacio de Dueñas.
Los recién casados protagonizaron su primer baile como marido y mujer ante todos sus invitados, entre ellos su hijo Cayetano Martínez de Irujo, su ex-esposa Genoveva Casanova.
Aunque al principio se opuso a que su madre se casara con Alfonso Diez, Cayetano acabó aceptando su historia de amor, tanto que hoy ha disfrutado y se ha mostrado muy contento durante toda la celebración del enlace.
Los invitados degustadaron un rico menu compuesto por los siguientes platos: entradas frías (gazpacho rebujito con hierbabuena; tortilla española; ensalada de Nuyes con angulas y caviar), platos calientes (arroz a la provenzal acompañado con gambas blancas de Huelva y langosta en salsa americana; tournedó de ternera con salsa bearnesa; guarnición: pimientos de padrón; cebollitas francesas; patatas estilo Ducal; ave al limón en su jugo con verdura variada a la plancha; ensalada Mimosa) y postres (tocino de coco; pastel de almendras con salsa de leche condensada; bomba de chocolate con salsa de turrón caliente).
Tras el banquete, Alfonso Diez y Cayetano Martínez de Irujo se fundieron en un cariñoso abrazo, señal de que tras la tempestad llegó la calma.
Los grandes ausentes de la boda de la duquesa fueron sus hijos Eugenia y Jacobo y sus nueve nietos.
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