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viernes, 2 de abril de 2010

LA INTERPOL BUSCA COMO AGUJA A MODELO COLOMBIANA, REINA DE BELLEZA Y DEL NARCOTRAFICO

Tiene 30 años, es modelo, morena, scultural, bella y mardita con un marrdito swing y no e de columpio pero según las autoridades argentinas, esa diablona es la líder de una peligrosa banda de narcotraficantes.

Se trata de una verdera joyita llamada Angie Jeaneth Sanclemente Valencia, una colombiana que fue elegida Reina del Café en 2000, y que desde diciembre pasado está prófuga de la Justicia argentina, que la acusa de dirigir una red de droga que traficaba cocaína entre Colombia y Europa, vía Buenos Aires y México. Reclutaba mulas para que le hiciera el trabajito sucio.

Pasan los días y los detectives argentinos no logran dar con ella. “Es como si se la hubiese tragado la tierra”, se quejan. A ciencia cierta, ni siquiera saben si todavía está en el país. Hace casi tres meses la modelo bogotana está prófuga.

Con base en los testimonios de los detenidos y de sus propias pesquisas, los detectives han logrado armar el cuadro completo. El hilo de la madeja comenzó a desenredarse el 13 de diciembre, cuando una rubia de 21 años, de buenas curvas, llamada María, fue detenida en el aeropuerto de Ezeiza con 55 kilos de cocaína entre la maleta, que debía llevar a Cancún. Iba vestida con pantalones blancos, tacones altos y una camisa a rayas que hacía que las miradas no se concentraran en su equipaje. De todos modos, ella ni tocaba la valija. Su acompañante la depositaría en el mostrador y en el aeropuerto de Cancún alguien la recogería para embarcarla a Europa o Estados Unidos. La muchacha sólo tenía que viajar en primera clase, alojarse en un hotel cinco estrellas en la Riviera Maya, conocer a personajes del mundo narco mexicano y finalmente regresar a Buenos Aires como si nada. Le daban 1,000 dólares antes de ir y otros 4,000 al regresar. Pero algo salió mal.

Cuando estaba por embarcar la llamaron del mostrador de Mexicana de Aviación. “Hay un problema con su equipaje”, le dijeron los agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Ni siquiera se había tomado la molestia de camuflar el cargamento, lo que hace suponer que la banda de traficantes tenía un arreglo con alguien en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Algún contacto garantizó algo que no pudo o no quiso cumplir. La muchacha quedó detenida. Desesperada, decidió acogerse a la figura de testigo protegida y declaró todo lo que sabía. Luego quedó en libertad condicional.

El juez Aguinsky decidió allanar esa misma noche un apartamento, en donde se detuvo a tres presuntos traficantes. Antes de ser atrapados, buscaron escapar tirándose por el balcón. El joven Ariel L., también modelo, resultó con varias fracturas. Desde una camilla en un hospital público aceptó hablar.

Pronto, las declaraciones apuntaron hacia una sola cabeza. Los detenidos confesaron que la operación era dirigida por una colombiana de curvas prominentes que iba acompañada por un pequeño y coqueto perrito pomerania blanco. Los investigadores averiguaron quiénes habían entrado al país en el último tiempo registrando a una mascota de esas características. Dieron con el siguiente nombre: Angie Sanselmente Valencia. Luego se supo que en realidad su apellido paterno había sido anotado con un ligero error que subsanaron cuando las autoridades argentinas se contactaron con sus pares colombianos. Cuando la policía federal trató de buscarla en el hotel donde se alojaba, no encontró ni un rastro.

La modelo había ingresado a Buenos Aires el 8 de diciembre, enamorada de Nicolás G., un joven marplatense siete años menor, de ojos color verde y muy apuesto. Juntos, dicen las autoridades, pensaban traficar cotidianamente droga a México en maletas. Pero no pensaban hacerlo ellos en persona, sino reclutando mulas que debían de ser jóvenes, sensuales y discretas. Nicolás fue detenido junto con su tío en el penal porteño de Villa Devoto, pero el muchacho se mantiene en silencio.

Esta semana la organización de cooperación policial Interpol publicó en su página de internet una orden internacional de búsqueda y captura de la modelo.

Estas mujeres no se quieren pa na. Esta es la Sobeida colombiana guayyy. Que tiguerasa!

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