La estadounidense Diana Nyad desistió nuevamente de atravesar a nado el Estrecho de Florida, tras más de 40 horas de permanencia en las aguas, en las que cubrió 67 del trayecto de 103 millas, según reportó su equipo a través del blog personal de la deportista.
"El equipo médico dijo que no debería estar otras dos noches en el agua por el riesgo adicional que las picaduras de carabelas portuguesas, unos peligrosos organismos marinos similares a las medusas podrían tener a largo plazo en mi cuerpo”, dijo Diana a sus compañeros desde el agua, con voz fuerte, y los convocó a continuar soñando con lograr este propósito.
Entrené muy duro para este gran sueño que tenía desde hace tantos años, y pensar que estas estúpidas aguamalas lo echaron por tierra", dijo Nyad a The Associated Press el domingo, apenas unas horas después de salir del agua. Es una enorme decepción.
Pero para todos nosotros, ¿no es la vida determinar tu propia línea de llegada?" Este viaje siempre ha sido sobre alcanzar tu propia otra orilla, no importa la que sea, y ese sueño continúa", expresó Diana.
Esta es la tercera vez que la norteamericana de 62 años intenta cruzar el Estrecho de la Florida, lo cual debió abandonar en 1978 por mal tiempo, y más recientemente en agosto último, por un fuerte ataque de asma que la acompañó por unas 11 horas de las 29 que entonces estuvo nadando.
Hasta el momento tiene el récord en iguales condiciones entre Bimini (Bahamas) y Florida (102.5 millas), además de otras marcas personales en larga distancia, y desde 1969 hasta 1979 fue campeona del mundo en esta especialidad.
Hasta a las 10:15 de la mañana de este domingo, Nyad se mantenía nadando desde su salida, a las 6:00 de la mañana del pasado viernes de la Marina Hemingway, en el oeste de la capital cubana, y tras unas 117 mil braceadas, durante los cuales desafió el cansancio físico y el ataque de las carabelas portuguesas, desistió del intento a las 11 de la mañana de hoy, apunta la fuente.
Durante la trayectoria, cada 45 minutos la flotilla se detenía momentáneamente para que la nadadora descansara, tomara agua y alimentos ricos en calorías y carbohidratos, además de chequear su estado de salud.
Para proteger a Diana de los ataques de carabelas portuguesas que le irritaron el rostro, uno de los buzos colocó un gorro de neopreno de los utilizados por los escaladores de montaña.
Esto se unió a la protección electrónica para evitar que se acercaran algunas especies de tiburones, aunque la víspera debieron alejarle a un escualo blanco que nadaba cerca de la expedición, informó la fuente.
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