En medio del olor a muerte y grandes columnas de humo ardió esta mañana el Palacio de Justicia a consecuencia del vandalismo, lugar de donde calles más adelante fue rescatada por los propios pobladores una señora con vida.
A pesar de la escasez extrema de agua que sufre la población, los bomberos en este día han tenido más presencia por las calles atestadas por el ir y venir de las personas que acudieron a sofocar el incendio. Ahí, a un costado del Palacio de Gobierno demolido y enmarcado por sus grandes jardines, la población refugiada en el parque Mosore, observa y acusa a vándalos por el incendio. Todos ignoran a su paso el cuerpo de un hombre hinchado a punto de reventar que es orinado por un perro tirado a mitad de la calle en contra esquina del Palacio de Justicia que arde.
El humo, el polvo y el fuerte olor a muerte es el clima que continúa en la zona devastada por el terremoto de siete grados que se registró el pasado martes en este país.
Aunque en los alrededores de esta zona los cadáveres se notan menos, aún predomina la escena de muertos amontonados, apestados y mosqueados, mientras que en una tabla en medio de los murmullos trasladan a una persona rescatada con vida por la propia población que llevan y depositan en el destruido Instituto Nicolás Guillén, en donde los habitantes en medio de charcos de agua podrida y excrementos por todos lados, se refugian.
Al caminar por las calles es notable la acumulación de basura, principalmente de botes de plástico a las orillas de las banquetas, así como casas destruidas con grandes losas a mitad de las avenidas de los edificios, carros aplastados y también hay más presencia de transporte abarrotado hasta en sus techos por los haitianos.
También se nota más vigilancia de patrullas, el sobrevolar del ejército estadunidense, así como de grupos de rescate con equipos mecánicos que trabajan entre los escombros.
Lo que se esta viviendo en Haití es un verdadero desastre. Que Dios los acompañe.
Fuente: El Porvenir
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