El amor entra por la boca y sale por los pies, jejejejejeje. El camino hacia el corazón de una chimpancé pasa por su estómago, según los resultados de un estudio alemán hecho público el miércoles que concluye que las hembras se muestran más predispuestas a tener sexo si se les ofrece carne. Pendjeas no son cojoyo y teniendo con que resolver no se mueren de jambre, jejejejeje. Barriga llena, y cuquita contenta, jejeejjeejejejejeje.
Con amor no se va a la carniceria a comprar carne al menos que le des amor al carnicero, jejejejejeje. Las chimpanceses no son ni mansas ni mucho menos mensas. No como las mujeres tontas que lo dan por amor aunque se ten mueriendo de hambre y no le den ni pa un jabon de cuava para estregarse bien la narrrga, jejejejejejee.
Tras haber observado durante cerca de dos años a un grupo de chimpancés en el parque nacional de Tai en Costa de Marfil, los autores de este estudio, testigos de 262 acoplamientos en este periodo, llegaron a la conclusión de que “las hembras chimpancés salvajes tienen sexo con más frecuencia con machos que comparten su carne con ellas“.
“Estos resultados sugieren que las chimpancés salvajes intercambian carne por sexo, y lo hace a largo plazo”, explicó Cristina Gomes, autora del estudio e investigadora del Instituto Max-Planck de antropología evolutiva de Leipzig (este). Per esas chimpances no son nada....dificiles, jejejejeje.
Los científicos habían observado desde hacía tiempo que estos primates gregarios compartían a menudo la carne, incluso con hembras que no habían participado en la caza, pero no entendían por qué lo hacían.
Este nuevo estudio muestra que “los machos que comparten sus presas duplican sus posibilidades de acoplarse”, según Gomes.
El otro autor del estudio, el biólogo franco-suizo Christophe Boesch, afirmó que los resultados hallados tendrán “una influencia sobre nuestros conocimientos actuales de las relaciones entre los hombres y las mujeres”.
La problemática “sexo contra comida” podría así dar el salto de la zoología al de la antropología: los científicos han establecido hace tiempo que, en las sociedades primitivas que viven de la caza y la cosecha, los cazadores más productivos tienen más esposas y por lo tanto más hijos, pero nunca se ha establecido una relación explícita entre ambos hechos. Eso explica muchas cosas y el porque tantas mujeres sueltan el moñoñon cuando les pica el hambre es que esta en su naturaleza, jejejejejeje.
Fuente: 24 noticias.com
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