
Aunque los médicos aconsejaron a Amanda que no tuviera hijos porque podría poner su vida en peligro, debido a la extraña enfermedad en los huesos que padece, Amanda desafió a la naturaleza y decidió, junto a su marido Steven Fyfe (cuya altura supera los 1.80 metros), tener a Aidan, que ya tiene catorce meses.

Amanda se mostró orgullosa en Daily Mail por el normal crecimiento de su hijo y espera que logre alcanzar incluso la altura de su padre cuando sea un adulto. “Cuando me siento a jugar con él ya me supera en altura y sólo tiene catorce meses”, declara.
Ahora Amanda y Steve esperan que Aidan, que no ha heredado la enfermedad en los huesos que padece su madre y que impide su crecimiento, crezca sano y fuerte.
En par de años mas, se cambiaran los papeles. El hijo sera quien cargue y juegue con su madre.
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